El mar inspira mi trabajo con su grandeza y su misterio; en cada oleaje descubro la fuerza de lo invisible y la certeza de que siempre hay algo nuevo por aprender.

En su calma y en su ímpetu encuentro la guía para crear con respeto, buscando un equilibrio que honre la vida y la naturaleza.

Nací en una ciudad de cemento, donde el mar existía solo como un sueño distante.

Lo conocía poco, solo a través de relatos y sueños prestados.

Hoy, gracias a los documentales de nuestro programa, descubro su grandeza y fragilidad, y esa inspiración me impulsa a protegerlo y a compartir su magia con todos.

Cada proyección es una invitación a mirar más allá de la superficie y a sentirnos parte de algo inmenso. Es un privilegio acompañar historias que revelan la belleza del océano, su misterio profundo y también su fragilidad.

Saber que contribuyo a difundir esa voz azul me llena de entusiasmo, gratitud y esperanza.

Me alegra descubrir los documentales que forman parte del festival, cada uno con su propia voz y mirada del océano.

Al verlos, siento que viajo a lugares lejanos y me acerco a realidades que antes no conocía. Es un regalo dejarme inspirar por estas historias y sumarlas a mi propio camino.